Los recuerdos que no se olvidan.
Gertrudis Oca era mi bisabuela. La conocí como abuela Elcira pues ese era el nombre por el que la llamaban la familia y los amigos. A abuela le gustaba cocinar y aunque yo era muy pequeña, recuerdo llegar a su casa y ver la mesa servida con diversos platos. Me gustaba asomar la cabeza y ver cuando abuela abría el refrigerador porque siempre estaba repleto de dulces caseros hechos por ella: casquitos de guayaba, dulce de coco, arroz con leche...Su casa era una suerte de dulcería. No alcanzaba yo los cuatro años cuando una imagen y olor se grabaron en mi memoria. Abuela me preguntó ¿Quieres merenguitos? Por supuesto que quise. Tomó un cartucho y abrió un antiguo pomo de aceitunas, lugar donde los guardaba. Ese día, ese sabor me hiciero muchos años después tratar de elaborar los merengues como abuela. Ya ella no estaba y no había quien me enseñara o diera la reseta. Las comunicaciones entre Cuba y USA eran casi nulas, pero yo quería crear unos merengues idénticos. Después de muchos intentos fallidos, lo logré. Al igual que ella disfruto cocinar y hacer platos diversos. Son increíbles el poder de la sangre, los gustos y la herencia.